La Terapia ha sido positiva. Después de un tiempo queda el recuerdo del ser querido tan vivo como el primer día y la tristeza de la pérdida, pero ese dolor lacerante que te inmobiliza ha menguado
Llegué al grupo con mucho dolor, allí aprendí que había otras personas pasando por lo mismo, que podía verbalizar mi dolor y llorar sin vergüenza, soltar lastre
El grupo de apoyo al duelo me ha guiado para que lograse conectar conmigo misma, conciliarme en lo profundo con la pérdida y poder mirar hacia adelante desanudando mis bloqueos a cada paso. Gracias, de todo corazón y con plena conciencia
El grupo, me brindo la oportunidad de alinear lo que pensaba con lo que sentía. Incluso más, pude dejar atrás ‘lo que decía que pensaba y lo que decía que sentía’. Pude hablar, callar, escuchar, llorar, sentir, aprender, crecer y ser libre sin ser jamás juzgada. El apoyo, la empatía, el fluir… conformaron una experiencia necesaria e impagable. Un regalo.
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