Roles word pulled by a team of people, workers or players working together to accomplish a goal or mission
La vivencia y el proceso de pérdida y duelo que ha de afrontar cada uno de los componentes de la pareja viene determinado por varios factores.
Uno de los factores que influye es la actitud con la que enfrentamos la separación y el rol que tomamos tanto las partes implicadas como su entorno más cercano.
Cuando la separación, no es por acuerdo mutuo, suelen aparecer dos partes y se tiende a clasificar a uno por bueno y a otro por malo.
Es cierto que de separaciones hay de muchos tipos, así como de grados de comportamientos más o menos perjudiciales tanto durante la relación como en la separación, y que llevan a polarizar las opiniones del entorno.
En aquellos casos, donde no ha habido actitudes especialmente dañinas y, entendiendo que siempre habrá comportamientos a reprochar al otro, es importante no posicionarse en los extremos, ni por parte de familiares y amigos, ni sobretodo de los propios interesados.
Por ello es importante, que la familia y los amigos se centren en dar apoyo a uno de ellos o a ambos no añadiendo actitudes personales de ataque o defensa que añadan más leña al fuego. Un espacio de apoyo sereno, honesto y justo, de escucha atenta y visión amplia, de soporte en los aspectos prácticos y sin tintes emocionales personales son la mejor ayuda que se le puede dar a quién se separa y a la larga lo agradecerán más.
Incluso en separaciones especialmente traumáticas, los ambientes y respuestas intensas no ayudarán a llegar a un buen puerto.
Hacerlo va a determinar el tipo de emociones y pensamientos y también las actitudes y decisiones que se van a tomar frente al otro. Va a impedir, parte de las veces, una mirada lúcida, una gestión más saludable y una resolución del duelo más pronta y satisfactoria.
Por ejemplo, si das por sentada tu culpa sin cuestionar el grado de esta, puede que cedas a tratos para compensar donde no te tengas en cuenta y, luego puedas sentir, que no fue lo que querías para ti. Piensa que en una relación, los dos tienen su parte de responsabilidad en lo vivido.
O si no reflexionas sobre tu enfado o incluso tus deseos de venganza puedes caer en una persecución de la otra parte o en un reclamo de justicia que te deje enganchado en la relación. Es mejor dejar ir a quién al que no te quiere y dejar de frenar un futuro que puedes construir a tu medida y que puede estar lleno de un montón de nuevas experiencias que no vivirás si te quedas anclad@.
Dirás: Y como se hace esto cuando las emociones y lo sentimientos están tomando el mando y me veo sumergid@en ello?
¿En qué rol te pones?
¿De perseguidor, de víctima o de salvador?(Tomando los roles que el Análisis Transaccional nos ofrece).
Cuando te veas en alguno de estos personajes, puedes ver que actitudes, forma de relacionarte y de hablar tienes que te lleva a mantenerlo. Y generar algún cambio en alguno de esos aspectos que te facilite encontrar un lugar que te haga sentir más dign@ contigo mism@
Te puedes preguntar:
Quedarte en la víctima, en la venganza, en la culpa no van a ser lugares de estima y respeto por ti.
Te doy un sencillo modelo que te ayude a orientarte, a moverte de sitio probando actitudes diferentes. Prueba y ve si te hacen sentir más a gusto contigo aunque siga habiendo dolor y angustia.
• Víctima: siente que no tiene recursos para salir de ahí, se muestra sufriente y espera que el otro cambie, vuelva o reconozca lo que le ha hecho. Busca generar en el otro culpabilidad.
El riesgo es quedarse en la dependencia y el sufrimiento y abandonar la posibilidad de un crecimiento personal y desarrollo de la autonomía y poder personal.
La salida es mostrarse vulnerable y pedir lo que se necesita, si es posible, a la otra parte, para realizar una separación que la tenga en cuenta en lo que sea justo. Pedir apoyo en su entorno también ayudará.
Expresar lo que siente de forma adulta con el fin de entender lo sucedido y cerrar la relación de la mejor manera.
Todo ello, asumiendo su responsabilidad y reconociendo los recursos que tiene o, desarrollarlos para asumir su vida y la situación, sin depender de nadie.
• Perseguidor: aquí puede aparecer la venganza por el orgullo herido y generar actitudes de desprecio, persecutorias o insidiosas que no permitan al otro separarse.
Busca el sufrimiento del otro y no lo deja tranquilo en diferentes formas. No está bien, si el otro está bien.
El riesgo es quedarse enganchado de por vida en el enfado y la rabia.
La salida es la asertividad: expresando lo que desea sin buscar dañar al otro. Preguntando al otro y negociando. Decir “No” a lo que no quiere.
Y soltar la venganza, para dejar de enfocarse en el otro y enfocarse en sí mismo y en construir su propia vida.
• Salvador: al salvador le mueve la culpa y actúa sobreprotegiendo y solucionando los problemas del otro y colocándolo en un lugar de poca capacidad y autonomía.
Busca no sentir el malestar por su decisión y preservar la buena imagen ante el otro, el entorno y ante sí mismo.
El riesgo es hacer más de lo que le toca y de sobrecargarse de responsabilidades que luego le pesan. Le hace tomar decisiones que favorecen más a la otra parte y luego se siente mal consigo mismo por no haber tenido en cuenta sus necesidades.
Genera una relación de dependencia que impide la finalización de la relación o alarga el proceso.
La salida es la empatía por el otro, escuchándolo y comprendiendo al otro, sin olvidarse de sí mismo y sin hacerse cargo del otro. Y sostener el malestar por lo que pensarán los demás y ser fiel a lo que desea.
Estos papeles son formas nada funcionales de gestionar el dolor, la pérdida, la frustración y el miedo que aparecen ante una ruptura por ambas partes pero, como ves, todos estos roles estancan el proceso de separación, ponen el foco en el otro en vez de en ti, aumentan el dolor, la angustia y el malestar al no resolver la situación, generan relaciones de dependencia, favorecen duelos no resueltos y te impiden avanzar y vivir una nueva época sin cargas del pasado y abiert@ a otras posibilidades satisfactorias que la vida puede traer.
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Puedes pedir ayuda de un profesional para que te de nuevas visiones, descubras como haces para no avanzar y te ayude a gestionar el duelo y resolver la separación de forma saludable.
Míralo como un momento para iniciar un proceso de crecimiento personal y desencallar aspectos de tu persona que arrastras y te impiden tener una relación contigo y con los demás satisfactoria así como afrontar la ruptura de la mejor manera y asentar bases más sólidas para la etapa nueva.
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